🤬 El viernes me saturé. Y encontré la clave. 💫
El viernes me saturé hasta puntos insospechados.
Siempre me gustó cómo mi marido describe a su madre ( mi suegro le puso el cargo cariñosamente): la CEO del hogar. Y es que así me siento yo también, porque mi familia es mi empresa. Una empresa con sus directivos, empleados, valores, normas y, por supuesto, montones de tareas para que todo funcione. Una empresa familiar. Eso sí, sin sueldo. ¡Vaya negocio! 😅
No es fácil. La sociedad no lo pone fácil. Las amigas no lo ponen fácil. Pero yo siempre he ido un poco a contracorriente, haciendo lo que siento, aunque no siempre encaje con lo que se espera. Durante años pensé que era un poco tocapelotas, hasta que mi psicóloga (gracias, Gloria 💙) me hizo ver que tener mis ideas y mi forma de ser no era un defecto. ¿Por qué iba a dar más valor a lo que piensan los demás que a lo que siento yo?
Desde siempre tuve claro que quería una familia, quería hijos y quería ocuparme YO. Primero organizaba mi vida familiar y luego encajaba el trabajo. Años atrás tuve que explicárselo a un jefe: "Primero es lo que tengo en casa, luego adapto el trabajo. Jamás al revés." Imagino que me impactó, porque es de las pocas conversaciones que recuerdo de aquella época.
La reflexión de hoy viene porque escuchando el podcast de Enric Sánchez ( te recomiendo verlo en youtube), su entrevistada, una psicóloga, ha comentado la cantidad de emails, llamadas, interrupciones que se reciben de clientes, empleados o jefes pidiéndote algo, urgente o no.
En algunos momentos tendrás que dejar de hacer lo que estás haciendo para atender eso otro, porque no queda otra.
❌El día que exploté
El viernes fue un día de esos en los que la vida familiar te pasa por encima. Llevar a tu hija a la Renfe a las 7:30 después de una noche toledana, pasear al perro con lluvia, hacer la compra, preparar la comida (batch cooking... o lo que te dé la vida), llevar el coche al taller, tomar un café con tu padre, hacer una videollamada, volver a la Renfe, recoger del colegio, echar gasolina, y trabajar en lo que no es la empresa familiar. Todo eso, con el teléfono sonando y el WhatsApp vibrando sin parar.
A las 16:30, malabares con bolsas, paraguas, mochila y móvil, exploté: "¡¡Estoy hasta las pelotas!!" Demasiados clientes , empleados y jefas (YO) pidiendo demasiadas cosas a la vez.
✅ La solución: poner límites (y respirar)
Sabía lo que tenía que hacer:
A mi hija: NO. Hoy te buscas la vida.
A mi hijo: NECESITO un rato tranquila. Resuelve tú solo.
A mi marido: SI NO TE RESPONDO, será porque no puedo. Intenta gestionarlo tú.
Y todo salió bien. Cada uno se encargó de sus cosas y terminamos cenando juntos, riendo y compartiendo. Lo que, con dos adolescentes en casa, es un triunfo absoluto. La compra de la cenita familiar maravillosa fue cosa mía🤪...
✅ La recompensa de ser CEO del hogar
Este es mi trabajo.
Y esta es mi recompensa.
Que cada caos termine en calma, que cada saturación me enseñe algo y que cada día pueda seguir aprendiendo a equilibrar mi vida familiar y personal con amor, organización y mucho sentido del humor. 💙
El orden exterior es reflejo del orden interior.
Cuando la vida nos sobrepasa, es fácil caer en la saturación. Pero cada vez que ponemos límites, organizamos prioridades y hacemos espacio para la calma, estamos creando equilibrio. La organización no es solo para los cajones o la agenda: es una herramienta para recuperar la paz mental. Porque un hogar en armonía es un refugio, y tener las cosas en su lugar nos ayuda a encontrar el nuestro. 💙
Me ayudas un montón si compartes este post con tus amig@s, con el link que te aparece en el post. Seguro que le sirve a alguien que quiere una vida organizada. Mil gracias💙